25 cosas cosas que pensé mientras veía Mad Max: Fury Road

1. ¿Podemos simplemente llamarla MMFR?

2. El logo de MMFR que usan en la película es muy superior al que han usado en pósters.

John-Aslarona

3. La locura de los miles de fanáticos que tiene Immortan Joe se contagia en segundos y pone muy tensa la situación. Cada que aparecen en pantalla hay miles de cosas qué ver, no sabes a dónde voltear y te están gritando 7 cosas al oído. Vean MMFR en la pantalla más grande que puedan.

4. Películas como MMFR en el cine son absolutos eventos. Dos horas con 20 minutos en la sala y no eres el mismo al salir.

5. ¿Quién se hubiera imaginado que MMFR es una película veraniega con un chingo de autos, sangre y arena protagonizada por una mujer manca cuyas BFFs son otras mujeres ancianas asesinas que se involucran en una misión donde OTRAS mujeres —dos embarazadas que preferirían no estarlo— piden ser rescatadas al cansarse de ser tratadas como cosas por hombres poderosos? “We’re not things”, dicen las paredes donde estaban estas mujeres encerradas.

6. La gente siempre se maravilla con las persecuciones en las películas. La del tanque de Fast & Furious 6, la de la carretera en The Matrix Reloaded, la de Seúl en Avengers: Age of UltronMMFR tiene OCHO PERSECUCIONES. Una tras otra. Si la película dura 2 horas, las persecuciones duran 1 hora y 45 minutos.

7. El CGI brilla por su ausencia. Es como el buen diseño: sabes que funciona cuando no se nota.

8. Los infinitos diálogos que hablan de Immortan Joe como una deidad me gustaron cabrón. La ceguera de sus fieles, el desperdicio de los recursos, su riqueza ante la pobreza de los súbditos, su trato a las mujeres. El mundo se puede haber ido al diablo, pero los hábitos culeros siguen ahí.

9. “El CGI es tan poco que la película se seguirá viendo muy chingona en 30 años” dijo mi novia un día después de ver la película. Estoy de acuerdísimo. Esa tormenta de arena roja con tornados de fuego es inolvidable.

10. Siguiendo con la idea de los recursos y su desperdicio: MMFR muestra el mundo destrozado y árido, donde el agua es un lujo absoluto… pero los ricos igual lo desperdician con una cascada espectacular que le ayuda al 2% de los necesitados y, por si fuera poco, los autos siguen siendo los reyes invencibles. MMFR no es taaaaan distinta a México.

11. Qué increíble la escena donde sujetan con cadenas el trailer a un árbol con el propósito de sacar el vehículo del lodo. Si Miller había ya dejado varias pistas de la destrucción de la naturaleza para favorecer a las máquinas pero aún no estabas convencido… esto no puede ser más evidente. El árbol paga con su vida la supervivencia de toneladas de fierros y aceite.

12. Soy muy fan de que no hay una sola sugerencia sexual. No hay nalgas, los únicos pezones que aparecen son de algunas de las esposas y se muestran por la sencilla razón de que hay viento en el desierto y ellas solo se cubren con delgadas telas. Existe un vínculo tierno, no precisamente romántico, entre la esposa pelirroja y el War Boy, pero se limita a un brevísimo intercambio de miradas y palabras. ¿Quién tiene tiempo para coger y romancear cuando el mundo es el infierno?

13. La producción es brutal. Cada auto, cada extra, cada cadena, cada volante y cada fierro se ven despiadadamente diseñados. Hasta los espectaculares son, pues, espectaculares.

14. Los putazos (que son miles) se sienten de verdad, como en pocas películas. La gente sangra, los huesos se rompen y las muertes son devastadoras.

15. Cuando crees que el cine de verano de Hollywood jamás pondría cuatro ruedas y 1,300kg de metal a 130km/h encima del cuerpo de una hermosa mujer embarazada… viene George Miller y mata al personaje de Rosie Huntington-Whiteley.

16. Si algo no me convence de MMFR es el cadáver de Rosie Huntington-Whiteley. Es decir: la acaban de atropellar espectacularmente, pero no hay una gota de sangre. Le hubieras echado mínimo tierrita, George.

17. Charlize Theron es una chingona. Se ve que no le interesan los papeles fáciles, le gustan los personajes devastados y complejos.

18. El-guitarrista-con-bungeejump-en-la-cintura-y-que-lanza-fuego es una de las cosas más épicas de la película. Hace ver a cualquier guitarrista de thrash metal o death metal como un niño.

19. ¿Quién es el genio que diseñó un casco samurái hecho con balas? Le quiero dar un abrazo.

20. Quiero ver MMFR otras 30 veces. Parece estar diseñada para eso.

21. Si usted, como yo, está harto de la expresión “soy ______ y esto es Jackass…” para cada que alguien está a punto de hacer alto riesgoso y estúpido, propongo una solución: pongamos de moda el “WITNESS ME!” que usan los fieles de Immortan Joe cuando están a punto de alcanzar la gloria.

22. La tribu de sujetos enmascarados me recordaron muchísimo a los Tusken Raiders. Estoy seguro de que no soy el único.

23. Otra cosa que no me gustó: yo quería ver cómo matan al que, según yo, es el General de Guerra de Immortan Joe. En lugar de eso, Max va por él. No vemos nada, pero al regresar está cubierto de sangre QUE NO ES SUYA. Suena como que es una putiza épica.

24. Suena como que MMFR me está haciendo despreciar otras películas de acción, lo sé. Es El Efecto Mad Max: Fury Road.

25. MMFR es hoy la película a vencer en 2015.

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Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía…
Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.
Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento. Cuando el “bien” querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados.
Si quiero a alguien, tengo expectativas, espero algo. Si la otra persona no me da lo que espero, sufro. El problema es que hay una mayor probabilidad de que la otra persona tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes. Cada ser humano es un universo.
Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando tenga motivaciones muy distintas.
Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea diferente al mío. Es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el corazón. Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento.
Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en realidad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por apegos. Si realmente se ama, no puede sufrir, pues nada ha esperado del otro.
Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar.
Pero es cierto también que esta entrega, este darse, desinteresado, solo se da en el conocimiento. Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar implica tirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Y el alma no se indemniza.
Y conocerse es justamente saber de ti, de tus alegrías, de tu paz, pero también de tus enojos, de tus luchas, de tu error. Porque el amor trasciende el enojo, la lucha, el error y no es solo para momentos de alegría.
Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque me debas nada, no con posesión egoísta, sino estar, en silenciosa compañía.
Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni las tempestades, ni mis inviernos.
Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar.

¿Qué es la realidad?

No sería nada exagerado afirmar que la inmensa mayoría de habitantes de este planeta nunca ha querido profundizar en el concepto de realidad. Y si alguien, por mera curiosidad, decide hacer una simple consulta al diccionario se va a encontrar con una definición más bien difusa y poco concreta: “real” es “lo que existe efectivamente”, pero… cuando nos remitimos a la definición de “efectivo”, nos encontramos con esto: “real y verdadero”. En suma, estamos ante una argumentación circular. Ciertamente, la realidad cotidiana es un tema que no está bajo discusión; simplemente “es” y no hay vuelta de hoja. Sin entrar en cuestiones filosóficas, para casi todo el mundo la realidad es lo que se percibe, o sea, el mundo físico, el mundo que conocemos desde que nacimos.

Surgen pues varias cuestiones: ¿Dónde está la realidad, fuera o dentro de nosotros? ¿Es objetiva o subjetiva? ¿Podemos conocer el mundo exterior —si es que tal cosa existe— de forma absoluta o “separada” de nosotros mismos? ¿Qué papel juega en todo esto la mente? ¿y la conciencia?

Para empezar a introducirnos en este complejo panorama, tendremos que viajar al pasado, pues ya desde tiempos remotos la humanidad ha intentado aportar respuestas de tipo filosófico, físico o metafísico. En primer lugar, vamos a comprobar que el famoso filósofo griego Platón ya había esbozado el concepto de realidad hace nada menos que 2.500 años, en una alegoría llamada el Mito de la caverna que aparece en su obra La República.

Este relato, expuesto en forma de diálogo entre el propio Platón y Glaucón, nos habla de una cierta caverna donde unos prisioneros, encadenados de pies y cuello, están dispuestos de tal forma que sólo pueden ver el fondo rocoso de la cueva. No pueden girar la cabeza y ver la luz que penetra desde el exterior. Estas personas han estado así desde niños y sólo han podido ver las figuras que se mueven por detrás, proyectadas como sombras por un fuego situado también detrás de ellos. Ellos creen, pues, que tales sombras son la realidad.

Pero, ¿qué ocurriría si un prisionero se pudiera liberar de sus cadenas, girar la cabeza y ver las cosas que antes sólo había percibido en forma de sombras? Posiblemente consideraría que tales cosas son mucho más verdaderas de lo que creía haber visto previamente. Al principio, a esta persona le dolerían los ojos ante tal claridad, porque su vista no estaría aún acostumbrada, pero finalmente —fuera ya de la caverna y tras un tiempo de aclimatación— podría ver todo el mundo tal como es, e incluso mirar la misma fuente de luz, el Sol. Entonces el fugitivo, al comprender la nueva situación, se compadecería de sus antiguos compañeros de la caverna, y de ningún modo querría regresar allí. Sin embargo, si decidiese volver y reunirse con ellos, se sentiría “ofuscado por las tinieblas”. Y peor aún, si les animase a salir de aquel lugar, correría el riesgo de caer en ridículo, o de morir incluso si los reos pudiesen liberarse.

En fin, el problema planteado por Platón seguiría siendo uno de los temas fundamentales de la filosofía durante siglos: qué es la realidad, y cómo podemos conocerla con certeza. Entre otros filósofos cabe destacar la visión de Immanuel Kant, que estableció una distinción entre dos mundos, que de alguna manera vendría a recuperar la división platónica entre “lo que aparenta ser” (la falsa luz) y “lo que es” (la luz verdadera). Así, Kant distinguía entre el mundo nouménico (el de las ideas, el auténtico) y el mundo fenoménico, que es todo aquello que percibimos a través de nuestros cinco sentidos físicos. Según este modelo, conocer de manera segura la realidad externa a nosotros sería tarea imposible, ya que no podría haber una percepción directa. Además, Kant propuso que las percepciones del tiempo y el espacio no serían inherentes al mundo físico, sino que serían más bien un reflejo de la forma en que opera nuestra mente. Ahora bien, para Kant sí que existiría una realidad o mundo externo, pero tal mundo sería apreciado o interpretado de manera subjetiva por cada individuo.

Immanuel Kant consideraba que no había modo de conocer la realidad externa de forma directa o supuestamente objetiva. Y en fin, llegados al siglo XIX se fue imponiendo la visión positivista o materialista, que considera que el mundo real es aquel que podemos percibir por los sentidos y que fuera de esta percepción no hay otros “mundos”. En este paradigma, el cerebro es el mecanismo que nos permite el conocimiento de lo externo (previo paso por los sentidos), y la conciencia (identificada con el pensamiento) no sería más que un producto de la actividad cerebral. Dicho de otra manera, el proceso de la percepción implica que los estímulos exteriores son “captados” por nuestros sentidos y luego reenviados en forma de señales eléctricas a nuestro cerebro, que a su vez las descodifica y las transforma en el entorno tridimensional que conocemos, la única realidad. Sin embargo, llegados a este punto, volvemos a tener los mismos problemas que se planteaba Kant. Lo que hay “ahí fuera” es una cosa, y lo que el cerebro elabora a partir de ese estímulo externo es otra bien distinta, y no podemos saber cómo se relacionan, llegando así a una especie de callejón sin salida.

Sin embargo, toda la fenomenología paranormal –incluyendo las visiones, la telepatía, las percepciones extra sensoriales, el acceso a otros estados de conciencia, las experiencias más allá de la muerte, etc.– ha abierto nuevos caminos a la cuestión de qué es la realidad. Así, han surgido teorías o propuestas que tratan de dilucidar si la realidad que percibimos es ilusoria, limitada o simplemente es una más entre otras múltiples realidades. Todo ello ha llevado a muchos investigadores a explorar otras opciones, a veces a caballo entre las teorías científicas más avanzadas (como la mecánica cuántica) y la espiritualidad, sobre todo la basada en las antiguas tradiciones orientales. En lo que suelen coincidir la mayoría de ellas es en el rechazo de la idea de que algo indudablemente material como el cerebro pueda “crear” algo inmaterial como es la conciencia, lo que sería una paradoja hasta cierto punto. ¿Cómo la materia puede crear algo no material? ¿No será al revés?

Tenemos que el cerebro funciona como un procesador de información a partir de las señales exteriores captadas por los sentidos. Tales señales son luego decodificadas para formar la realidad que conocemos. Pero… ¿y si nuestro cerebro fuese como un vetusto aparato de radio que sólo puede captar una cierta cantidad o banda de señales? Si, según ciertas teorías científicas, el universo está compuesto básicamente de energía que vibra en infinitas frecuencias, podría ser que nuestro “receptor” sólo pudiera captar una pequeñísima parte de las frecuencias y por tanto ignorase por completo la existencia de las otras. En tal caso, por ejemplo, nuestra realidad estaría constituida por las tres o cuatro emisoras de radio que podrían captar (“sintonizar”) nuestros sentidos. Sería, por decirlo así, una radio con un dial de cortísimo recorrido. Por supuesto, fuera de ese estrecho rango de frecuencias, habría decenas de emisoras que seguirían emitiendo su señal, pero nosotros no las podríamos captar de ninguna manera. En definitiva, sólo tendríamos acceso a una pequeña parte de la “realidad” multidimensional existente en el universo.

El cerebro funcionaría como un decodificador de información que crea realidad a partir de las señales que recibe. Todo esto puede parecer muy teórico, pero sabemos experimentalmente de las limitaciones de los sentidos humanos y de las mayores posibilidades de percepción que tienen muchos animales en comparación con nosotros. Es bien conocido que bastantes animales tienen una vista, oído u olfato muy superior al nuestro y son capaces de percibir una realidad que para nosotros resulta inalcanzable. También se habla de una especie de sexto sentido que les permite percibir determinados peligros o eventos a partir de la percepción de unos campos morfogenéticos, según la teoría del brillante científico británico Rupert Sheldrake. Por ejemplo, según estudios científicos bien reconocidos, la vista humana sólo es capaz de captar un porcentaje muy pequeño del espectro electromagnético de la luz, teniendo en cuenta que el Universo está compuesto de materia oscura en un 95%; dicho de otro modo, la luz “visible” para nosotros es un rango de frecuencia muy reducido, por lo que podemos decir –aunque pueda parecer una exageración– que el ser humano es prácticamente ciego.

Así pues, tenemos que los campos de información están supuestamente “ahí afuera” y que el cerebro más bien actúa como un mecanismo decodificador de una parte, quizá muy pequeña, de tales campos, para construir una determinada –y limitada–­ realidad, que es nuestro universo material y nuestra vida “biológica”. Pero, de hecho, según las teorías científicas más recientes, no habría “materia” ni “energía”, sino simplemente “vibración”. En efecto, el Universo sería como un gran océano de información vibracional que nosotros captamos y procesamos. Y toda esa información no está ahí al azar, sino que respondería a un orden o programación con lo que podemos decir que la realidad estaría compuesta de sistemas de información que cumplen una determinada función. Esta información, en esencia, es pura vibración pero al ser interpretada por nuestro cerebro se convierte en una cierta realidad física múltiple en sus manifestaciones, y tiene un aspecto “palpable” y determinado. Y ahora, volviendo a Platón, ¿no podría ser que el mundo de las ideas fuera en realidad  el mundo de los códigos o de los patrones (los “sistemas operativos”) que nos permiten reinterpretar las señales (los “programas”) y convertirlas en el mundo físico? En resumidas cuentas, estaríamos hablando de una realidad virtual.

La realidad “material” que percibimos podría ser una simple decodificación de información vibracional. Para comprender cómo funcionaría esta realidad virtual conformada a través de estos sistemas vibracionales es pertinente mencionar la teoría del universo holográfico, según es descrita en el libro del mismo nombre de Michael Talbot. Básicamente, la holografía consiste en proyectar un rayo de luz directamente sobre una placa sensible a la luz y al mismo tiempo desviar ese rayo (mediante un espejo semitransparente) sobre un objeto, que luego es redirigido a la misma placa, creando así un patrón de interferencia. Cuando este patrón es iluminado con una luz láser da como resultado una imagen tridimensional de aspecto sólido. Así, según este principio, una placa de dos dimensiones podría producir una realidad tridimensional. Entonces cabe pensar que tal vez el Universo entero podría ser un súper-holograma, un enorme sistema de información vibracional, en el cual los seres conscientes tendrían la sensación de experimentar un mundo material “tangible”.  En ese gran holograma, obviamente, nuestro cuerpo físico (incluido nuestro cerebro) sería una mera ilusión, al igual que el resto de cosas que percibimos. La función del cerebro holográfico sería pues la de reconocer (“captar”) la vibración y transformarla en realidad, como ya se ha dicho anteriormente. Naturalmente, la base de esta especulación es que todo cuanto nos rodea podría ser un gran programa y que las alteraciones de dicho programa tienen efectos sobre todos los que participan o están involucrados en él. Así pues, la creación (el Universo o los infinitos Universos) vendría a ser un gigantesco sistema de información, una especie de mega-software, al que todos los seres conscientes somos sensibles a través de unos mecanismos virtuales de recepción y proceso de datos que son nuestros cuerpos/cerebros.

El siguiente paso en esta argumentación sería reconocer el hecho que la intervención del ser consciente es capaz de modificar los programas. Según algunos teóricos de la conspiración, unos seres manipuladores y perversos nos mantienen atrapados en una limitada frecuencia vibracional, con un ADN (el código básico de información) también limitado, para que creamos que nuestro mundo físico es lo único real y posible. Esto es, el problema se reduciría a una cuestión de mera identidad: no somos un hardware ni un software con el que funcionar en un mundo virtual ilusorio… sino el propio operador, o sea, el ser consciente, que tiene infinitas capacidades y posibilidades.

Finalmente, y con independencia de que uno crea o no en tales teorías, lo cierto es que si empezamos a entender que la realidad no es algo inmutable ni que tenemos que aceptarla como algo impuesto, podemos replantearnos el concepto de realidad y la posibilidad de operar con nuestros propios programas, que emanan de nuestra conciencia. De este modo, podemos dejar de creer en lo que cree todo el mundo, imaginar escenarios imposibles y actuar de manera distinta. Para llegar a este estado de cosas, lo primero que tendríamos que hacer es conectar con nuestra conciencia (nuestro verdadero “yo”, que es a la vez la unidad y el todo) y dejar a un lado al “ego” de la mente.

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Me gusta definir alma como: el conjunto de la estética (apariencia) de una persona, junto con su ética, su temperamento (personalidad), su talento, su destreza física e intelectual, su creatividad y su capacidad por sentir emociones intensas y apasionarse por algo.

¿Ustedes como definen alma?

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La forma subliminalmente fálica de los recipientes en donde se distribuye los shampoos, me hace suponer que el creador de estos tenia una fuerte fijación hacia los penes, ademas el hecho de tener que manipular el recipiente para que al final obtengamos ese jugo espeso para así lavarnos el cabello es una muestra de que el creador del shampoo era bueno haciendo «tareas manuales» y no solo eso, se encargó de que en cada lavada de cabello recordarnos a nosotros ese sentimiento que para él era muy placentero y ademas ya no se que rayos estoy escribiendo.

— Sigmund Freud, sobre el shampoo

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Sólo disponemos de cuatro principios de la moral:

1. El filosófico: haz el bien por el bien mismo, Por respeto a la ley.
2. El religioso: hazlo porque es la voluntad de Dios, por amor a Dios.
3. El humano: hazlo porque tu bienestar lo requiere, por amor propio.
4. El político: hazlo porque lo requiere la prosperidad de la sociedad de la que formas parte, por amor a la sociedad y por consideración a ti

Frases de Nicolás Maquiavelo

«…El mal se hace todo junto y el bien se administra de a poco…» El Principe «

«…cuando se conquista por segunda vez un país que se había rebelado anteriormente es más difícil volverlo a perder…» 

Fuente: El príncipe, Capítulo III: De los principados mixtos, 1513.

«…cuando los estados que se conquistan están acostumbrados a vivir en libertad, hay tres formas de conservarlos: destruirlos, vivir allí personalmente o dejar que sigan viviendo con sus leyes…»

«…el que es elegido príncipe con el favor popular debe conservar al pueblo como amigo…»

«Es imposible que los que mandan sean reverenciados por los que desprecian a Dios.»

«La experiencia siempre ha demostrado que jamás suceden bien las cosas cuando dependen de muchos.»
«La liberalidad se devora a sí misma, pues a fuerza de ejercerse se agota.»

«Los hombres ofenden antes al que aman que al que temen.»

«Los hombres rara vez tienen el valor suficiente para ser o extremadamente buenos o extremadamente malos.»

«Los hombres son tan simples y unidos a la necesidad, que siempre el que quiera engañar encontrará a quien le permita ser engañado.»

«No hay nada más difícil de emprender, ni más dudoso de hacer triunfar, ni más peligroso de administrar que la elaboración de nuevas leyes.»

«Ninguna fuerza doma, ningún tiempo consume, ningún mérito iguala, el nombre de la libertad.»

«Todos ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres.»

«…un príncipe que tenga una ciudad fuerte y que no sea odiado por su pueblo no puede ser atacado…»

«…no se debe confundir el ser con el deber ser, la política es algo…»

«…los ejércitos mercenarios y los auxiliares son inútiles y peligrosos…»
«…aquel que en un principado no advierte los males cuando nacen no es verdaderamente sabio, y es un don que pocos tienen…»

«…un príncipe no debe tener otro objetivo ni otra preocupación, ni debe considerar como suya otra misión que la de la guerra…»

«…si bien el principado se consigue con ciertas dificultades, se conserva con facilidad…»

«…en tiempos de paz hay que pensar en la guerra…»
«…el príncipe no debe preocuparse de incurrir en la infamia de aquellos vicios sin los cuales difícilmente podría salvar el estado…»

«…es más sensato quedarse con la fama de tacaño, que genera una mala fama sin odio, que por buscar la reputación de liberal, ganarse la fama de ladrón que genera mala fama y odio a la vez; se debe ocultar el liberalismo…»

«…puesto que los hombres aman según su voluntad y temen según la voluntad del príncipe, un príncipe debe depender solo de lo que es suyo y no de lo que es de otros, solo tiene que ingeniárselas para no ser odiado…»

«…el príncipe tiene que elegir de entre todos los animales a la astucia del zorro y la fuerza del león…»

«…haga, pues, el príncipe lo necesario para vencer y mantener el estado, y los medios que utilice siempre serán considerados honrados y serán alabados por todos…»

«…quien engañe, encontrara siempre quien se deje engañar, todos verán lo que aparenta y pocos lo que es, y estos pocos no se atreverán a ponerse en contra de la mayoría…»

«…las minorías no tienen sitio cuando la mayoría tiene donde apoyarse…»

«…el odio nace cuando el príncipe roba y usurpa los bienes y las mujeres de sus súbditos, de lo cual tiene que abstenerse…»

«…el desprecio nace cuando al príncipe se le considera inestable, superficial, afeminado, pusilánime e indeciso…»

«…las acciones del príncipe deben tener grandeza, valor, prudencia, fortaleza y ser irrevocables…»

«…un príncipe debe tener dos miedos: uno interno, de sus súbditos, y otro externo, de los extranjeros poderosos…»

«…si la violencia es coerción, el respaldo será consenso o legitimidad…»

«…si bien el príncipe debe persuadir al pueblo, convencerlo, también debe emplear la fuerza, porque cuando ya no le crean se le puede hacer creer por la fuerza…»

«…los que llegan a ser príncipe por la fortuna, les resulta fácil ascender , pero muy difícil mantenerse en el poder…»

«…el príncipe debe lograr que los principados vecinos deseen hacerle bien y teman causarle daño…»

«…la crueldad esta bien usada cuando se la emplea una sola vez por la necesidad de afianzar el poder y después no se repite…»

«…es central saber disfrazar bien las cosas y ser maestro en el fingimiento…»

«…la única buena, segura y duradera defensa es la que depende del propio príncipe y de su valor…»
«…de la fortuna depende la mitad de nuestras acciones, pero nos deja dirigir la otra mitad o algo menos…»

«…para mantener el estado se debe tener un ejército propio, el consenso del pueblo y virtud en el príncipe…»

«…el hombre olvida antes la pérdida de su padre que la pérdida de su patrimonio.»
«A los hombres hay que acariciarlos o destruirlos, pues vengarán un insulto leve, pero quedarán indefensos si se les aplica un golpe duro.» 

Otra traducción de la misma cita: […] a los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos, porque si se vengan de las ofensas leves, de las graves no pueden; así que la ofensa que se haga al hombre debe ser tal, que le resulte imposible vengarse.

Fuente: El Príncipe: Capítulo III, De los principados mixtos

«Es mejor que el Príncipe sea considerado mezquino, ya que la avaricia es uno de los vicios que sostendrán su régimen.»

«Castigar a uno o dos transgresores para que sirva de ejemplo es más benévolo que ser demasiado compasivo.»

«El Príncipe debe hacer uso del hombre y de la bestia: astuto como un zorro para evadir las trampas y fuerte como león para espantar a los lobos.»

«Un gobernante eficaz no debe tener piedad.»
«El vulgo se deja seducir siempre por la apariencia y el éxito.» 

Fuente: El príncipe, Capítulo XVIII: De qué modo los príncipes deben cumplir sus promesas, 1513.

«Los hombres son ingratos, frívolos, mentirosos, cobardes y codiciosos; mientras uno los trate bien lo apoyan … pero cuando uno está en peligro se vuelven contra él,»

«Quien engaña encontrará siempre quien se deje engañar.» 

Fuente: El príncipe, Capítulo XVIII: De qué modo los príncipes deben cumplir sus promesas, 1513.
Es un mal ejemplo no observar una ley, sobre todo por parte del que la ha hecho.
Fuente: Discursos sobre la primera década de Tito Livio, Libro I, Capítulo 45.
“…cuando se conquista por segunda vez un país que se había rebelado anteriormente es más difícil volverlo a perder…”

“…cuando los estados que se conquistan están acostumbrados a vivir en libertad, hay tres formas de conservarlos: destruirlos, vivir allí personalmente o dejar que sigan viviendo con sus leyes…”

“…el que es elegido príncipe con el favor popular debe conservar al pueblo como amigo…”

“…un príncipe que tenga una ciudad fuerte y que no sea odiado por su pueblo no puede ser atacado…”

“…no se debe confundir el ser con el deber ser, la política es algo…”

“…los ejércitos mercenarios y los auxiliares son inútiles y peligrosos…”

“…aquel que en un principado no advierte los males cuando nacen no es verdaderamente sabio, y es un don que pocos tienen…”

“…un príncipe no debe tener otro objetivo ni otra preocupación, ni debe considerar como suya otra misión que la de la guerra…”

“…si bien el principado se consigue con ciertas dificultades, se conserva con facilidad…”

“…en tiempos de paz hay que pensar en la guerra…”

“…el príncipe no debe preocuparse de incurrir en la infamia de aquellos vicios sin los cuales difícilmente podría salvar el estado…”

“…es más sensato quedarse con la fama de tacaño, que genera una mala fama sin odio, que por buscar la reputación de liberal, ganarse la fama de ladrón que genera mala fama y odio a la vez; se debe ocultar el liberalismo…”

“…puesto que los hombres aman según su voluntad y temen segun la voluntad del príncipe, un príncipe debe depender solo de lo que es suyo y no de lo que es de otros, solo tiene que ingeniárselas para no ser odiado…”

“…el príncipe tiene que elegir de entre todos los animales a la astucia del zorro y la fuerza del león…”

“…haga, pues, el príncipe lo necesario para vencer y mantener el estado, y los medios que utilice siempre serán considerados honrados y serán alabados por todos…”

“…quien engañe, encontrara siempre quien se deje engañar, todos verán lo que aparenta y pocos lo que es, y estos pocos no se atreverán a ponerse en contra de la mayoría…”

“…las minorías no tienen sitio cuando la mayoría tiene donde apoyarse…”

“…el odio nace cuando el príncipe roba y usurpa los bienes y las mujeres de sus súbditos, de lo cual tiene que abtenerse…”

“…el desprecio nace cuando al príncipe se le considera inestable, superficial, afeminado, pusilánime e indeciso…”

“…las acciones del príncipe deben tener grandeza, valor, prudencia, fortaleza y ser irrevocables…”

“…un príncipe debe tener dos miedos: uno interno, de sus súbditos, y otro externo, de los extranjeros poderosos…”

“…si la violencia es coerción, el respaldo será consenso o legitimidad…”

“…si bien el príncipe debe persuadir al pueblo, convencerlo, también debe emplear la fuerza, porque cuando ya no le crean se le puede hacer creer por la fuerza…”

“…los que llegan a ser príncipe por la fortuna, les resulta fácil ascender , pero muy difícil mantenerse en el poder…”

“…el príncipe debe lograr que los principado vecinos deseen hacerle bien y teman causarle daño…”

“…la crueldad esta bien usada cuando se la emplea una sola vez por la necesidad de afianzar el poder y después no se repite…”

“…es central saber disfrazar bien las cosas y ser maestro en el fingimiento…”

“…la única buena, segura y duradera defensa es la que depende del propio príncipe y de su valor…”

“…de la fortuna depende la mitad de nuestras acciones, pero nos deja dirigir la otra mitad o algo menos…”

“…para mantener el estado se debe tener un ejército propio, el consenso del pueblo y virtud en el príncipe…”

Los hombres ofenden antes al que aman que al que temen.

Vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse.

Las armas se deben reservar para el último lugar, donde y cuando los otros medios no basten.

La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad.

Los hombres olvidan más fácilmente la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio.

Los hombres son tan simples, y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes, que quien engaña encontrará siempre quien se deje engañar.

Los hombres en general juzgan más por los ojos que por las manos; porque el ver pertenece a todos, y el tocar a pocos… El vulgo se deja siempre coger por las apariencias… Y en el mundo no hay sino vulgo.

Un príncipe… Jamás predica otra cosa que concordia y buena fe; y es enemigo acérrimo de ambas, ya que, si las hubiese observado, habría perdido más de una vez la fama y las tierras.

Divide para reinar.

La experiencia siempre ha demostrado que jamás suceden bien las cosas cuando dependen de muchos.

Ninguna fuerza doma, ningún tiempo consume, ningún mérito iguala, el nombre de la libertad.

Todos ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres.

 
En todas las cosas humanas, cuando se examinan de cerca, se demuestra que no pueden apartarse los obstáculos sin que de ellos surjan otros.
La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad.
La habilidad y la constancia son las armas de la debilidad.

Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento.

 
El que es elegido príncipe con el favor popular debe conservar al pueblo como amigo.